A finales de 2015 Editorial Fundamentos publicó Todas las perversiones posibles de la
democracia están aquí y Petra, obras
del dramaturgo granadino Antonio César Morón.
El prólogo del libro es escrito por la investigadora y profesora Iride
Lamartina Lens, quien apunta sobre los textos “[la] poética de ruptura de
estructuras dramáticas tradicionales; de dualidades; y del tratamiento prismático
y, a veces, ilógico del argumento” (7), características del autor que ha
desarrollado la metodología de la dramaturgia cuántica.
La obra de Antonio César Morón es singular. Singular porque sus piezas exploran la
escritura teatral más allá de la normativa.
El manejo del tiempo, la construcción del texto, la acción, la
exploración de los personajes se presentan de maneras alternas, a veces
insospechadas para indagar en las posibilidades de la representación escénica. Las piezas se distancian del realismo; mejor
dicho, se desarrollan en realidades alternas en las que se cruzan lo ancestral
y lo futurista en acciones rituales para develar un mundo en el que ocurren hechos
tan insólitos como en éste. Los textos son
textos-prueba que incitan el
desarrollo de estéticas alternas, desafían la creación teatral convencional y los
criterios de recepción de la audiencia.
Todas las perversiones posibles de la democracia están aquí en palabras de Lamartina Lens, conforma una “trilogía
en torno al thriller político” (7): Del código genético de la población, Cuanto la soledad esté dispuesta a permitir
y Buscando el lenguaje que lo legitime.
En las piezas publicadas, la palabra es protagonista. La palabra crea, muestra, destruye, denuncia;
es venerada, repudiada. Otro rasgo de la
dramaturgia de Morón es la casi –a veces total- ausencia de acotaciones: a partir
de los parlamentos se conforma la acción escénica. La palabra con su cadencia genera un ritmo orgánico
que los intérpretes deben encontrar. En Petra se incorpora un narrador oral,
bien sea su voz o su presencia –a discreción del director- del Cuentacuentos. Este narrador, además de relatar la historia,
articula parlamentos que repiten los actores, resonancia de diálogos idénticos
con intenciones diferentes.
La crítica a la palabra, su comparación y contraste se
colocan en los diálogos de los personajes. Tom Materia dice a Lidia Ingea: “Qué tragedia,
¿verdad? Sobrevivir a base de palabras… Esta es la política… Aquí se asientan
las bases más férreas de la democracia.
Palabras… Palabras… Habla, Scherezade… Confío en tu retórica…”
(72). La lengua posibilita el funcionamiento
de instituciones sociales y herramienta en la creación.
Por otra parte, en términos de diacronía, la palabra va
adquiriendo otro sentido, el significado se transforma. Los textos nombran instituciones cuyas
funciones se han modificado. Conceptos
como democracia, sistema financiero, medios de comunicación son colocados bajo
una perspectiva y significación contemporáneas.
A partir de un eje globalizado, las instituciones se
cruzan y terminan modificándose unas a otras.
“Democracia”, en vez de significar una forma de gobierno ejercida por
los ciudadanos, pasa a ser el gobierno influenciado y presionado por el sistema
financiero privado: “…los votos se ganan con dinero. Con dinero solamente. Con dosis enormes de dinero…” (19),
parlamento que hace recordar, en la democracia más perfecta, el rol de la
industria de las armas y sus contribuciones a campañas electorales para que los
representantes elegidos por el pueblo hagan caso omiso a eventuales
legislaciones que claman por un mayor control en la adquisición de armas de
fuego.
La labor de las corporaciones de la comunicación también
adquiere otro tono. En vez de difundir la
noticia, la interpreta de acuerdo a intereses particulares e incluso las
inventa: epidemias, levantamientos populares forman parte de informaciones falsas
mientras que la realidad de desapariciones de seres humanos, la hambruna, la
tragedia migratoria son desplazadas a las sombras. El personaje Lidia Ingea conoce esta dinámica
cuando se dirige a Lapium Bex, culpado de un magnicidio a pesar de ser
inocente: “Los medios de comunicación ya te habían condenado. Ellos son quienes realmente imparten la
justicia en este país” (60). Por ello,
no es aventurado afirmar que la sociedad
del espectáculo ronda estos textos: los ciudadanos se conectan a través de la
imaginería contemporánea. La percepción
del mundo termina dividiéndose en dos: la que se articula en el mundo físico y
la que ofrecen los medios.
Palabra de contextos diversos aparecen en las piezas. Huevón, güey, brother, rajarse; neologismos
como narcoaccionistas sitúan a los personajes en un mundo globalizado, un mundo
escindido entre imágenes, el mercado y el poder. En palabras del personaje Canito Nick, un Fucking mundo.
Morón, Antonio César.
Todas las perversiones posibles de
la democracia están aquí / Petra. Prologo
Iride Lamartina Lens. Madrid: Editorial
Fundamentos, 2015. Print.
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