La Asociación Venezolana de
Críticos de Teatro eligió a los artistas
merecedores del Premio de la Critica AVENCRIT 2012, el cual entregó, por
primera vez, durante el Día Nacional del Teatro, el viernes 28 de
junio, a las 11:00am, en el Teatro Nacional.
AVENCRIT también decidió otorgar
un Premio Especial para una institución o
una personalidad, el cual fue adjudicado al Laboratorio Teatral Anna
Julia Rojas, fundado en 1971 por Horacio Peterson y dirigido actualmente
por Carmen Jiménez.
Teatro para adultos.
Actriz principal: María Teresa Haiek (El acompañante).
Actor principal: Aníbal Grunn (La colección del peregrino).
Actriz de reparto: Rossana Hernández (Señorita Julia).
Actor de reparto: William Escalante (Tres noches para cinco perros).
Director: Carlos Arroyo (La colección del peregrino).
Productor: Lazo Producciones (High).
Dramaturgia venezolana: Daniel Di Mauro (La colección del peregrino).
Vestuario: Joaquín Nández (Las amargas lágrimas de Petra Von Kant).
Iluminación: Lina Olmos (Pedro y el capitán).
Escenografía: Rafael Sequera (La colección del peregrino).
Teatro para niños (as)
Actriz: Mercedes Barrios (Ratón y vampiro).
Actor: Slavko Sorman (Miguel Vicente pata caliente).
Director: Oswaldo Maccio (La luna y el niño juegan un juego que nadie
ve).
Dramaturgia infantil: Carmen García Vilar
(El robo de la arrobita).
Productor: Karla Fermín (La luna y el niño juegan un juego que nadie
ve).
Música: Pantelis Palamides (Odisimbad).
Maquillaje: Equipo del grupo Teatro de la
Noche.
Iluminación: Carolina Puig (Ratón y vampiro).
Vestuario: Samyra Recondo (Arlequín enamorado).
Derrotero histórico
En la entrega de los Premios de la
Asociación Venezolana de Critica Teatral su presidente, el
periodista y escritor, Edgard Antonio Moreno Uribe, leyó este texto en representación del colectivo que preside:
"Gracias a Dios y a las
autoridades gubernamentales bolivarianas el colectivo Avencrit está aquí para
festejar a los artistas que hicieron posible los espectáculos teatrales durante
la temporada de 2012.
Y hemos escogido para debutar esta
fecha, 28 de junio, la cual se ha institucionalizado como el Día Nacional del
Teatro, porque ya es bueno preguntarnos seriamente sobre ¿Cuántos años tiene la
disciplina teatral en Venezuela?
Diríamos 413 años, si aceptamos aquel
documento colonial sobre el primer espectáculo representado en Caracas o solo
185 años si partimos del decreto que el Libertador firmó en Bogotá para
autorizar la construcción de un teatro en Caracas. Eran los tiempos de la Gran
Colombia y nada se movía en esta urbe sin el visto bueno del altiplano.
Ahí, tenemos un tema para una valiosa
investigación sobre la saga del teatro venezolano, ese que sus artistas y su
pueblo han vivido y celebrado.
Esta es una invitación para que
críticos y artistas investigadores busquen entre
los archivos de Bolívar y organicen toda esa documentación necesaria
para que un día, ojalá durante en este asombroso siglo, las autoridades
redacten un decreto más acorde con la verdad histórica. Quien no mira al pasado no entiende el
presente y mucho menos comprenderá el futuro.
Mientras tanto, y ciñéndonos a los hechos
históricos, recordemos estas palabras del dramaturgo venezolano César Rengífo:
'Nuestro
teatro es y será el producto de hondos y tenaces esfuerzos colectivos, y
de ninguna manera producto de individualidades o de realizaciones aisladas del
pueblo venezolano y sus aconteceres'.
Esto lo escribió para el programa del
Primer Festival de Teatro Venezolano, en el año 1959, un evento que reunió 15
montajes de obras criollas, y el cual fue consecuencia de un movimiento
teatral impregnado de vocación, de ética y consecuencia del trabajo colectivo.
Nadie vivía del teatro, los teatreros trabajaban en otras cosas y hacer teatro
significaba incluso gastos de su bolsillo, como podría recontarlo ahora el
maestro Humberto Orsini, uno de los sobrevivientes de aquellos tiempos, un
respetable artista que aún alumbra con su alba cabellera en los salones de
Unearte.
A seis décadas de ese festival, el
teatro venezolano ha crecido y lucha para tener un perfil propio en el contexto
americano y mundial, y es precisamente por su ebullición creativa y la petición
de sus artistas y público que durante los últimos tres años aquí en Caracas se
ha dado una singular revolución teatral: se rescataron los viejos teatros, se
fabricaron otros y la capital no tiene menos de 20 espacios del Estado, los
cuales se han estado usando para un circuito teatral y dos festivales que
han sido muy bien recibidos por tirios y troyanos.
Hay ahora un fenómeno cultural, que nunca
se pensó en 1959: un teatro profesional o comercial ese que depende de la
taquilla fundamentalmente y que cada fin de semana presenta no menos de
50 montajes variopintos, y un teatro, mal llamado oficial, el cual se hace
con los aportes financieros del Estado y recuerdo que el Estado
somos todos los venezolanos. Dos tendencias que tiene sus audiencias y plenan
las salas de la Gran Caracas.
Dos estilos que cuentan con centenares de
soldados y miles de espectadores. Dos estilos que cuestionan la misma realidad.
Y para concluir, queremos resaltar la
gestión adelantada por el artista Freddy Ñañez al frente de Fundarte, el brazo
cultural de la Alcaldía de Caracas y del Gobierno del Distrito Capital. Sus
festivales y el actual circuito, donde participan desde Mimi Lazo, Héctor
Manrique, Basilio Álvarez y otros artistas reconocidos y otros tantos que
persiguen la fama. Son una muestra de su sabia gerencia cultural.
Y a manera de colofón, repito y hago
mías las palabras que recientemente pronunciara Alfredo Caldera, presidente del
Centro Nacional del Teatro: 'Estamos ante un momento histórico, político y
social de gran importancia en nuestro país y el teatro como todo arte se nutre
de esas realidades para seguir creando nuevas formas de expresión y nuevos
discursos escénicos para todos los venezolanos y venezolanas”.