Thursday, June 26, 2014

“Ausencia”: Entre la locura y la realidad abundan aplausos. Por Antonio Bones crítico invitado

Laura Spalding y Fabián González.
  "Ambos actores ofrecieron una tarde de teatro enjundiosa y sin monotonía".   
(Foto: Gustavo Mirabile).
Por Antonio Bones

La obra teatral “Ausencia” del escritor argentino, Daniel E. San Martín continúa presentándose en la pequeña pero acogedora sala dispuesta por el Instituto de Arte Teatral Internacional (IATI).  En co-producción con Todo Vanguardia, IATI logra traer a escena un trabajo creativo que, además de ser vanguardista, cumple con todos los requisitos para el montaje sobre un escenario conceptualizado como teatro arena.

En una adaptación teatral de su cuento El desajuste, el autor se permite y nos permite invadir el íntimo y desaforado entorno que habita el personaje central y “su Mente”.  Un sórdido sótano u oscura bóveda enmarca la figura de Calabria (protagonista)  y Mente (antagonista), en un juego enérgico y necesario de emociones.  ¿Quién dudaría que esa bóveda húmeda o sótano sórdido sea una habitación en cualquier sanatorio siquiátrico de cualquier país latinoamericano?  Calabria es un hombre atropellado, atormentado, y angustiado por las realidades que le depara el sino y la psiquis.  No sabemos con certeza si Mente, aún siendo mente, es también encarnación real de la Madre, la Abogada, la Psiquiatra, el Jefe de empresa, el Chileno, el Lombriz, el Gerente y Mórtula (por orden de aparición) o simple sensación subjetiva falsa arrancada de su circunstancia.  Tal parece que todos los personajes se yerguen desde una realidad demencial o desde una demencia muy real.  La acción se reparte vivaz, comprometida, reflexiva, astuta, enigmática, y hasta sorpresivaf; elementos cruciales para un montaje con precisa finalidad.

La pieza, con acto único, estuvo meritoriamente representada por dos actores de sólidas tablas.  En el personaje de Calabria contamos con el actor Fabián González y como contraparte esencial a la talentosa Laura Spalding.  González supo entregarse con intrépida rendición a un personaje que requería una sólida capacitación histriónica.  Las múltiples transiciones y giros emocionales experimentados por el actor, resultaron capaces de infiltrarse en el cuadro emocional del espectador.  Era como sentir su angustia aflorando por los poros o sentir su respiración latigándonos el rostro.  La química actoral, de González, sumada a la situación coloca al concurrente en un plano de juicio crítico, mientras lo incita a convertirse en participante activo.   Supo adentrarse en la estructura ósea del personaje y lo creímos, lo sentimos, lo rechazábamos, a ratos, pero lo podíamos vivir.  ¡Esa es ilusión teatral!

Los desdoblamientos, mecanización, juego intruso, proyección aniñada, el desenfreno y brío de la Spalding en escena enaltece.  Su crudeza, su ternura, su cúmulo de sentimientos y nervios bien canalizados la estimuló a matizar con dominio.  Esa soltura para fraccionarse y ser detonante-mente de Calabria surtió efecto.  Nos sobrecogía con una mirada fija, enfocada al punto de arranque o de lucha.  Ambos actores ofrecieron una tarde de teatro enjundiosa y sin monotonía.  Nos enorgullece su representación convertida en símbolo cultural de los países hispanoamericanos.

La poca utilización de escenografía a cargo de Leni Méndez quien también fungió como directora cumplió su cometido.  En una obra que necesita espacio para situaciones constantes con diversas ramificaciones, era imprescindible descargar la escena de recursos técnicos que no aportaran al montaje.  Méndez con sagacidad encierra a sus personajes con simbolismo dentro, cuasi, de una membrana cerebral o telaraña -cañería aislada pero presente a la condición del hombre-.  Como en un cuadro de ajedrez, la directora movió con fluidez a las criaturas teatrales que demandaban incesantes posicionamientos.  La dirección fue trabajada con esmero y pudo notarse de principio a fin.

Deseamos rescatar con respeto y admiración las intervenciones de los siguientes técnicos teatrales: Leyma López como directora asistente, a Yasil Fermín en la operación de consola, en las proyecciones de traducción a José Luis Morales, editor de traducción y medios sociales a cargo de Álex Vázquez; además de la promoción y mercadeo en la figura de Álex Vázquez, Laura Spalding, Fabián González y el organismo IATI.

San Martín, autor de la obra teatral, tiene a su haber varios libros publicados entre los que se incluyen: El día que me convertí en indio (relato), Amoralejas y Convergentes (ambos de cuentos), La novela policial y la publicación de Ausencia (teatro).


Si desea estar al día con las presentaciones de Ausencia u otras producciones no dilate en llamar al número telefónico 212-505-6757 o visítelos en el 64 Este de la calle 4 en el condado de Manhattan.     

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