El Gos llegó en segundo lugar. La pieza de mi autoría este año estuvo entre las cuatro finalistas en el concurso Proyecto Asunción, organizado por Teatro Pregones del Bronx y presentado el 11 y el 12 de junio. Compartiendo el segundo puesto quedó Bajo los hábitos de resignación, de Rosarina Liriano; Zona Rosa de Carlos Morton mereció el tercer lugar, mientras que Rasgos Asiáticos, de Vicki Grise, quedó de primera, haciéndola acreedora de un workshop production para el 2012.
Proyecto Asunción es uno de los pocos concursos para autores hispanos que viven en Estados Unidos. El certamen “muestra el trabajo de autores latinos que exploran temas de diferencia y transformación en los límites de la identidad queer”.
El Gos tiene una estructura elíptica, no lineal. Movimiento y palabra son independientes y complementarios. En 18 escenas, o fragmentos, los personajes han de recrear al interlocutor ausente. En cuanto a temática, se ponen en perspectiva tres conceptos: inmigración, clase social e identidad queer. En términos de inmigración, si la permitida tiene en común con la inmigración ilegal la presencia de la nostalgia, en esta última son constantes el temor y la invisibilidad social, conceptos no necesariamente presentes entre los inmigrantes legales: El Gos en un parlamento comenta que “Tienen dócumen los que tienen reales en el banco. ¡Dócumen!”.
El hecho de que la pieza fuera finalista le dio la oportunidad de ser escuchada por una audiencia. La lectura dramatizada estuvo a cargo de Jorge Merced, director que explora los distintos potenciales de un texto dramático. El elenco integrado por Abdel González, Omar Pérez, Carlos Alberto Valencia, Ariel Bonilla, Johnathan Cedano y Karina Alos en pocas horas, trabajaron para crear los personajes y la atmósfera de la obra en la lectura dramatizada. El grupo brindó una sonoridad muy especial con sus diferentes acentos desbordando la
nacionalidad de los personajes para darles una identidad latinoamericana.
No es fácil ser dramaturgo independiente. En el 2006, después de 100 años de teatro hispano en Nueva York, fui el primer autor en ganar el Ace y el Hola por Blanco, salida también de Proyecto Asunción. Cuando pasé a ser autor independiente, las oportunidades mermaron: en el 2007, Por las diez pulgadas de un bárbaro, escrita con Santiago Serrano, recibió una lectura dramatizada como finalista de Asunción y en el 2010 la pieza Calle fue parte de una lectura dirigida por Martin Balmaceda. Por eso se agradece la posibilidad que brinda este proyecto que pone todos los recursos de una compañía teatral para promover las piezas concursantes.
Y aquí llegamos a un punto que siempre se discute: el espacio limitado de los dramaturgos hispanos. ¿Cómo se resuelve? Una posibilidad sería que otros colectivos teatrales desarrollaran espacios para autores locales; tal vez la creación de colectivos de dramaturgos podría abrir espacios de lectura, publicación y representación a través de la auto-gestión.
Mientras tanto, hay que resaltar la importancia de Proyecto Asunción y su tarea de difusión de dramaturgos independientes.
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