Saturday, October 11, 2025

La primavera, los cambios y la esperanza

 

La primavera, los cambios y la esperanza 


Pablo García Gámez

Suben las luces del escenario y los espectadores están frente a una mujer que hace ejercicios de meditación.  Ella escucha una grabación de autoayuda y los consejos o decretos de una voz que no a pocos refranes le echa mano, lo que advierte al espectador que algo extraño e importante le pasa al personaje.  Poco después, ese algo se transforma en temas relevantes: una mudanza inevitable, el tiempo, el cuerpo.

El apartamento en que ha vivido el personaje durante quince años debe abandonarlo a final de la primavera a causa de la gentrificación que echa mano a los espacios de Nueva York.  En ese lugar ha vivido momentos hermosos y de dolor.  Los recuerdos se han apoderado del hogar convirtiendo el espacio en la memoria física del personaje, el refugio de su identidad. 

Por otra parte, ella está consciente del paso del tiempo.  En una escena comenta llegar a una edad donde se tienen más recuerdos que ropa, lo que se conecta con el cuerpo: ya no es la mujer hábil de 25 años sino una premenopáusica alerta: su cuerpo, cuerpo femenino que mensualmente sufre malestares debido a la menstruación, entra a una nueva etapa con otras complejidades a las que debe adaptarse.

Primavera ya no hay más, escrita e interpretada por Caridad del Valle, propone un paralelismo entre el hecho de dejar el apartamento y el cuerpo: así como hay que buscar otro hogar, así también el cuerpo cambia: para ambos, la estación termina para comenzar otra.  La duda estriba en si el cambio llega con las cintas de autoayuda, con la terapista cuya función es asentir moviendo la cabeza o si la mujer se decide a enfrentar la realidad por sí misma.

La autora ofrece un texto de ritmo ágil.  Va a los extremos para mostrar desde actitudes absurdas que asumimos en la cotidianidad hasta el dolor de la pérdida, todo ello con reflexiones sobre el efecto del tiempo en el cuerpo.  Incluso, el cuerpo es contrastado con otro cuerpo adulto cuando el personaje describe el placer de mirar al Naked Cowboy.

La pieza plantea un diálogo sobre distintos aspectos que afectan al ser humano: es colectifcción, término acuñado por la académica Priscilla Gac-Artigas, para aquellas obras literarias en el que yo, en este caso el personaje, se convierte en nosotros porque se comparten vivencias comunes; en este caso, a través de las transformaciones del cuerpo femenino.

Además, Caridad del Valle en Primavera ya no hay más muestra sus posibilidades como actriz: natural en la comedia, con fuerza en el drama.  Su talento genera energía, energía que se traduce en dominio del cuerpo, gestos, transiciones: es estar frente a un hecho estético que constantemente llega al espectador para llamar a reflexión.

El montaje se caracteriza por su sentido minimalista.  La escenografía diseñada por Omayra Garriga está enmarcada en telas al fondo que hacen de ventanas.  En escena una maleta, una lámpara de pie, una silla; también de Garriga es la iluminación que apoya el hilo narrativo de la historia.  El diseño de sonido de Zulema Clares es efectivo para incorporar al montaje voces y repiques de teléfono.

Primavera ya no hay más es dirigido por Leyma López.  La directora potencia el potencial de Caridad para llegar al límite y dar un carácter único a este trabajo.  Además, explora el espacio para brindar balance entre el cuerpo y la escena.

Con el discurso, el espacio, la interpretación actoral y la producción no hay más primavera: llega otra estación con incertidumbres y esperanzas.   

Thursday, October 9, 2025

Las mariposas resisten

 Las mariposas resisten


Pablo García Gámez 

Del 26 de septiembre al 5 de octubre de 2025, en Teatro IATI, 64 Este de la Calle 4 en Manhattan, se presentó Todas las mariposas negras mueren en el mar, texto original de Heny Roig Monge.  A propósito, Teatro IATI progresivamente ha ido definiendo una línea estética orientada hacia trabajos experimentales de autores en emergentes, principalmente hispanos y latinoamericanos, acompañados de creadores escénicos y actores locales emergentes.  De esta manera, la agrupación amplía el abanico de posibilidades de la cartelera latina en el teatro neoyorkino.

La pieza de Roig Monge muestra el sujeto femenino en la lucha contra su fragmentación.  Fragmentación de hace siglos.  Lucha para abolir el rol de subalterna: en la representación la mujer no tiene “…que escribir porque ya está escrita”.  En su cuerpo se escribieron leyes, normas, deberes, funciones y silencios por lo que hay que aprender a ser mujer.  Parafraseando a uno de los personajes, “Yo soy la que debo cambiar” para mejorar la relación de pareja.

Un acierto del texto es que subraya la pluralidad del sujeto femenino: no todas buscan ser madres. no todas se rehúsan a ello, brindando así múltiples puntos de vista; por otra parte, Roig Monge también expone características comunes que dan el sentido de sororidad: en la encuesta sobre la experiencia de los personajes, todas afirman que, a pesar de tener los mismos méritos que sus pares masculinos, todas han pasado por momentos en que han sido desplazadas en el aspecto laboral por el sexismo endémico.  La forma del texto es tan fragmentada como el sujeto que representa. 

La propuesta escénica tiene un carácter experimental donde alternan danza y teatro.  Gestos, movimientos, palabras, silencios sugieren múltiples lecturas lo que se enriquece a nivel plástico con el uso de otros medios como el video.  Además, en este trabajo se exploran otros idiomas como la lengua de señas que sirve, base para explorar un fragmento del texto creando un momento de impacto visual.  Otro segmento, el de las sillas alineadas, desarrolla un movimiento coreográfico repetitivo junto a un texto que mientras se repite hasta desaparecer la palabra.

El elenco muestra un carácter colectivo con excelentes actrices como Carmen Álvarez, Antígona González, Sandie Luna, Sonia Mera y Georgina Saldaña. Resulta interesante la intensidad que imprimen en sus solos y en la labor en colectivo.

El trabajo cuenta con la iluminación de Omayra Garriga Casiano, el vestuario diseñado por Luisa Portuondo, el diseño de proyecciones de Nicole Fernández y el diseño de sonido de Sophie Yuqing Nie.  La dirección de Antígona González y sarAika movement collective hace de ésta, una experiencia visual y conceptual, que invita al diálogo con la audiencia que observa cómo las mariposas resisten.

Tuesday, October 7, 2025

NY: Cuarto Adentro y su doble valor

 Cuarto Adentro y su doble valor


Pablo García Gámez

En escena, Álex y Fer están en un espacio que constantemente adquiere cambia de significado.  El espacio puede ser un dormitorio, una sala, un consultorio, un ring de lucha libre, una calle… la mente.  Por la reclusión, la cambio la cotidianidad de Álex; es separada de su comunidad lo que afecta su estabilidad emocional.  En tiempos de pandemia y postpandemia son notorios la soledad, la ansiedad, el retraimiento, el cansancio, los pensamientos destructivos y la lucha en contra de ellos.  Es su cuarto adentro.

La vida de Álex cambia: se levanta a las tres de la tarde y llora cuando come, entre otros comportamientos particulares lo que Fer intenta corregir.  El aislamiento de la pandemia opera un cambio radical.  Ante esa situación insólita, Álex lucha para crearse una manera de vivir, o sobrevivir.

La dramaturga Alejandra Ramos Riera saca del cuarto y sube a escena el mundo de Álex con la madeja de pensamientos que se entrecruzan y entre los que está la imagen de Fer, creado para tratar de entender lo que ocurre.  El tema de la salud mental y su desequilibrio es conocido por la autora quien participó en el festival FuerzaFest (2019) con Saben a-mar, texto donde la salud mental se enfrenta a políticas erradas. En Cuarto Adentro, Ramos Riera utiliza el tono de humor para crear camaradería con la audiencia, para que muchos espectadores identifiquen y caigan en cuenta que han pasado por ello y que tal vez se inhiben de contarlo.

Por otra parte, Ramos Riera escribe una pieza necesaria más allá de la pandemia.  A comienzos de 2025 hay cambios en la política estadunidense que afecta a gran parte de la población y, en específico, a la comunidad hispana.  La persecución y la criminalización en contra de los indocumentados, los asilados e incluso residentes, las imágenes en la televisión, los influencers en las redes sociales, las amenazas de invasión hacen que recurramos a la presencia de Álex para tratar de entender la realidad y entendernos a nosotros mismos.  Por ello, el texto de Ramos Riera es necesario en su plasticidad y en su contenido: texto de excelente teatralidad y herramienta útil para reflexionar sobre la salud mental colectiva e individual.

En la dirección Mario Colón propone un trabajo de apariencia simple y expresividad compleja.  En una tarima de unos cuatro metros cuadrados y con dos cubos rojos se desarrolla la obra con la iluminación de Maria Cristina Fusté, caracterizada por la plasticidad que brinda a la escena.  Colón propone a los actores explorar las posibilidades dramatúrgicas del cuerpo para crear las imágenes de Álex propuestas por la dramaturga. 

El elenco está integrado por Nicole Betancourt y Anthony Mejías.  Ambos se permiten el riesgo de explorar ese mundo y llevarlo al límite y de ese modo crear diversos estados de ánimo. Las transiciones, mayormente desarrolladas por Betancourt, seguida por Mejías, hace del montaje un trabajo que genera energía hacia la audiencia que a su vez centra su atención en la escena.

Cuarto Adentro tiene doble valor: es un trabajo de valor estético en sus diversos renglones y que dialoga con la comunidad.