Wednesday, October 29, 2025

“¡Cómeme, por favor!” La condena del ego y el deseo que devora… por Valentín Caicedo

 “¡Cómeme, por favor!”
La condena del ego y el deseo que devora

por Valentín Caicedo
Periodista
valentinoroa123@gmail.com
¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

El pasado viernes 24 de octubre del 2025, el Café Cultural Sin Visa, en el corazón de Chapinero, fue escenario de una de las propuestas teatrales más intensas y desbordantes de la reciente escena bogotana. Con la pluma del dramaturgo Carlos Rojas y la dirección precisa y apasionada de Armando Ariza, la obra ¡Cómeme, por favor! se presentó como un ritual de carne, pensamiento y condena.

Una pieza que no se conforma con narrar: devora, desgarra y purifica. Desde los primeros minutos, el público comprendió que no asistió a una representación convencional. El espacio reducido del café se transformó en un santuario de los sentidos, donde el aroma intenso a carne cocinándose, se mezclaba con el calor de una llama encendida sobre una estufa -símbolo central de la obra-, y donde el rojo intenso de las luces teñía cada gesto de los actores con un tono de pasión y peligro.

¡Cómeme, por favor! no busca contar una historia, sino provocar una experiencia; una confrontación directa con lo más oscuro y pulsional del ser humano.

Un descenso al fuego del ego

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

En el centro de la trama está el personaje principal, interpretado por el actor Carlos Prieto, un hombre que se devora a sí mismo en su deseo de existir, de ser visto, de afirmarse frente a la nada. Su voz -a veces grave, otras veces estremecedora-, se convierte en un eco del ego moderno: la necesidad constante de ser validado, admirado, amado. A medida que avanza la obra, ese deseo se transforma en una trampa. Cuanto más intenta afirmarse, más se pierde. Cuanto más busca la luz, más se consume así mismo.

El texto de Carlos Rojas logra lo que pocas obras contemporáneas alcanzan: combinar una reflexión filosófica con una emocionalidad brutal. Las palabras no están al servicio del argumento, sino del cuerpo. Cada monólogo parece tallado con rabia y devoción, como si el autor hubiese escrito desde una herida abierta. Y es precisamente esa visceralidad la que sostiene el montaje.

 

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

A su lado, la actriz Juliana Cortés encarna el deseo, la tentación y la conciencia. Su papel es, a la vez, presencia y sombra, carne y pensamiento. Ella no es una figura pasiva ni un complemento narrativo: es el deseo hecho cuerpo, el fuego que enciende y destruye, la voz del instinto que susurra “cómeme” no como invitación erótica, sino como llamado existencial.

Entre ambos personajes, se teje una relación de atracción y repulsión constante, una danza de devoración mutua que simboliza el conflicto eterno entre el yo y el otro, entre el ego que quiere dominar y el deseo que exige entrega.

Cómeme, por favor”: el deseo que destruye y salva

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

El título no podría ser más certero. ¡Cómeme, por favor! no alude a la sensualidad superficial, sino a la necesidad de ser absorbido, comprendido, destruido por otro. En el universo simbólico de la obra, “comer” es un acto espiritual y violento, una metáfora de la unión absoluta, donde el límite entre el yo y el tú se disuelve.

El fuego en la escena -recurso muy acertado- encarna este ciclo perpetuo de destrucción y renacimiento. En torno a esa llama giran los personajes, como planetas atrapados en una órbita fatal. La cocina, espacio cotidiano y doméstico, se convierte en altar y prisión. Allí se cocina no sólo la comida, sino el alma; allí el protagonista se alimenta de su ego hasta quedar vacío.

El uso del color rojo en la iluminación no es gratuito: remite al deseo, la sangre, la pasión y el sacrificio. Cada escena parece bañada en una atmósfera de combustión.

La dirección de Armando Ariza aprovecha ese lenguaje cromático para marcar los momentos de clímax y descenso emocional, creando una tensión constante entre el deseo y la condena.

La música, por su parte, se aleja de los acompañamientos melódicos tradicionales. Se trata de una composición fragmentada, con sonidos industriales, percusiones irregulares y silencios que cortan el aire. Es un paisaje sonoro que respira con los personajes, que late con ellos. En ocasiones, la música se impone como una voz más; otras, desaparece para dejar paso a la respiración de los actores, amplificada por el silencio del público.

El cuerpo como lenguaje

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando ArizaFoto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

Una de las mayores virtudes de ¡Cómeme, por favor! es la forma en que el cuerpo sustituye a la palabra. En esta obra, la corporalidad no acompaña el texto: lo sustituye, lo supera, lo encarna. Hay escenas donde un temblor, un roce o un grito silencioso dicen más que cualquier discurso.

Los actores, ambos de origen colombiano, logran un nivel de entrega que roza lo performático. El protagonista, en especial, se mueve entre la contención y el estallido con una naturalidad perturbadora. Cada gesto suyo es un combate contra sí mismo; cada pausa, una caída en el abismo de su mente.


¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

La actriz secundaria, por su parte, despliega un dominio del ritmo escénico excepcional. Su energía fluye entre la sensualidad y la espiritualidad, creando una presencia magnética que contrasta y complementa la tormenta interior del protagonista. Su papel es clave para comprender la propuesta del montaje: ella es el fuego que lo consume y la conciencia que lo observa arder. 

La condena del ser moderno

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

Más allá de su trama existencialista, ¡Cómeme, por favor! se convierte en una crítica feroz al narcisismo contemporáneo. El protagonista representa al ser humano que, en su necesidad de afirmación, termina esclavo de su propio reflejo. Su tragedia es la del individuo moderno: hiperconectado, expuesto, ansioso por ser mirado, pero incapaz de encontrarse a sí mismo en el silencio.

Carlos Rojas parece decirnos que el ego no es sólo una fuerza psicológica, sino una condena cultural. En una sociedad que idolatra la visibilidad, “ser” se ha vuelto sinónimo de “ser visto”. Y en esa dinámica, la autenticidad se desvanece. La frase que el protagonista repite en uno de los momentos más impactantes -“cómeme, por favor”- una súplica de devoración simbólica.

La dirección de Armando Ariza refuerza este discurso con precisión quirúrgica. Su puesta en escena aprovecha el espacio reducido del café para generar cercanía e incomodidad. El público no es un espectador pasivo: está dentro de la cocina, dentro del fuego, dentro del conflicto. Esa intimidad transforma la función en una experiencia colectiva donde cada mirada y cada respiración cuenta

Un espejo del alma y del país

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

Lo fascinante de ¡Cómeme, por favor! es que, sin proponérselo explícitamente, logra dialogar con la realidad emocional y cultural de Colombia. En esa tensión entre el deseo y la culpa, entre la devoción y la violencia, hay una resonancia profunda con la identidad nacional. El fuego que consume al protagonista podría ser el mismo que ha marcado nuestra historia: el fuego del exceso, del amor que hiere, del orgullo que destruye.

El público colombiano, acostumbrado a la hibridez entre lo trágico y lo pasional, encuentra en esta obra un espejo inquietante. Hay algo profundamente nuestro en esa manera de sentir hasta el extremo, de amar hasta la autodestrucción.

¡Cómeme, por favor! no ofrece consuelo, pero sí ofrece verdad, una verdad incómoda y necesaria. El Café Cultural Sin Visa se consolida, así como un espacio alternativo que acoge el riesgo, el arte que no teme quemarse. La cercanía del lugar, su calidez bohemia y su historia dentro del circuito teatral independiente de Chapinero, potencian la experiencia. Allí, el teatro no es un espectáculo, es un encuentro entre almas vulnerables.

Una conclusión necesaria: devorarse para existir

¡Cómemepor favor!  Dir. Armando ArizaFoto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

¡Cómeme, por favor! es mucho más que una obra, es un grito en carne viva. Una experiencia sensorial y filosófica que se atreve a mirar de frente el ego humano y sus contradicciones. No hay moralejas ni finales redentores. Sólo la certeza de que el deseo, al igual que el fuego, no puede ser domesticado.

Carlos Rojas demuestra una vez más su capacidad para transformar el pensamiento en emoción y la emoción en rito. Y Armando Ariza, desde la dirección, convierte esa energía en una composición escénica impecable, donde cada elemento -la luz, el sonido, el movimiento en escena- se conjuga para crear un universo simbólico que seduce y quema a la vez.

Al finalizar la función, el público del Café Sin Visa no aplaude de inmediato. Hay unos segundos de silencio, como si todos necesitarán recuperar el aliento. Algunos sonríen, otros se miran sin saber qué decir. Y es que ¡Cómeme, por favor! no se explica: se vive, se siente, se sobrevive.


Ficha Artística:

Obra: ¡Cómeme, por favor!

Escrita por Carlos Rojas

Dirigida por Armando Ariza

Elenco: Juliana Cortés y Carlos Prieto

Fotos: Ingrid Hincapié @ongridpixels

Producción: Bogotarte

En coproducción Café Sin Visa

Espacio: Café sin Visa (Bogotá)

Estreno: 24 de octubre del 2025.

 

Monday, October 27, 2025

Baile Cangrejero, tradición hispana

 Baile Cangrejero, tradición hispana



Pablo García Gámez

Era 1993 o tal vez 1994.  A la entrada de la Biblioteca Pública de Jackson Heights, Queens, un flyer anuncia la presentación de Baile Cangrejero de Teatro Pregones.  Ver una obra en español es una oportunidad para olvidar el desarraigo, olvidar esa sensación de no-pertenecer a una ciudad en la que vivo hace solo un par de años.

Asisto a la presentación.  Los actores son los recién conocidos Jorge Merced y Judith Rivera; el público, adultos en su mayoría.  Los intérpretes son puertorriqueños y los espectadores, mayoritariamente, coreanos: el multiculturalismo se manifiesta en el auditorio.

Baile Cangrejero nace de la tradición y la cultura popular antillanas.  Sus orígenes se encuentran en las voces de la poesía negroide, en los ritmos afro puertorriqueños de la plena y la bomba; en la palabra viva, en los cuerpos que se expresan a través de la herencia de movimientos y en el repique de la música.  En ese encuentro nace una imagen imborrable: actores y espectadores se comunican a través de la música y el baile en una fiesta teatral.

Más de tres décadas después, y luego numerosas representaciones, Baile Cangrejero es parte esencial de la cultura hispana/latina de Nueva York.  Diferentes actores y actrices como Antonio Vargas, Yaremis Félix y Sandra Nía García, además de los mencionados Jorge Merced y Judith Rivera, han formado parte del elenco.  La obra pertenece a nuestra historia teatral hispana en Nueva York; recoge la esencia de ese Caribe añorado, de historias y leyendas que muchos migrantes llevamos con nosotros.  Historias y leyendas de ese Caribe luminoso, a veces ensombrecido por piratas contemporáneos.    

Los nuevos intérpretes de Baile Cangrejero, Cedric Leiba Jr. y Anna Malavé, tienen la tarea de continuar la tradición.  Por supuesto que las tradiciones se adaptan a su tiempo y su contexto.  En el montaje de 2025 se insertan textos relacionados con el ICE y sus prácticas xenofóbicas: son tiempos en los que es un acto de resistencia, y a la vez necesario, mostrar en escena este desmadre.

La base del texto es una selección de poemas de Julia de Burgos, Luis Palés Matos, Fortunato Vizcarrondo, Nicolás Guillén, Nicomedes Santa Cruz y Manuel del Cabral.  Esperanza, decepción, marginación, lo cotidiano, la explotación, la visión de mundo y las raíces son explorados por estos autores que en conjunto crean diversas imágenes del sujeto afrodescendiente.

Rasgos distintivos de Baile Cangrejero son la energía y la versatilidad interpretativa de actores que declaman, cantan, bailan e improvisan ritmos durante la función. Anna Malavé es una actriz con la fuerza y versatilidad para incorporar diversos personajes; Malavé maneja los puntos de atención que pueden ir desde un elemento próximo a ella hasta expandir una energía que abarca el teatro.  Cedric Leyva Jr. es un actor con la experiencia necesaria para dar brillo a los personajes que interpreta en este trabajo.

La música está a cargo de prestigiosos intérpretes como Anthony Carrillo, Álvaro Benavides, Camilo Molina, con Desmar Guevara en la dirección musical.  Es un privilegio presenciar las improvisaciones y diálogos entre la música y los bailarines en momentos que llevan a los espectadores al delirio.

Jorge Merced, primer intérprete de este baile, ahora en su rol de director transmite la tradición a Malavé y Leiba quienes, con su talento, contribuyen a crear esta celebración de la esencia caribeña.  Celebración que brinda sentido de arraigo.

Baile Cangrejero se presenta hasta el 16 de noviembre, en el Puerto Rican Traveling Theater, 304 West, 47th Street.

Friday, October 17, 2025

Raquel Santiago presenta La Casa de Bernarda Alba, El Monólogo en Nueva York

 Raquel Santiago presenta La Casa de Bernarda Alba, El Monólogo en Nueva York

La actriz y directora puertorriqueña Raquel Santiago Rodríguez llevará al escenario su impactante versión unipersonal de La Casa de Bernarda Alba, El Monólogo el miércoles 30 de octubre a las 8:00 p. m. en Teatro Círculo, Manhattan, Nueva York. La función se presenta como parte del Festival Monologando Ando, que celebra su 15.º aniversario, organizado por JJ Franco Productions. Este reconocido evento reúne a artistas hispanos que destacan en el arte del monólogo teatral.
En esta adaptación, Santiago encarna con intensidad a nueve personajes de la obra original de Federico García Lorca, explorando los temas universales de la represión, el deseo y la libertad femenina, en un montaje que combina fuerza interpretativa y profundidad emocional. Función: miércoles, 30 de octubre de 2025 Hora: 8:00 p. m. Lugar: Teatro Círculo, Manhattan, Nueva York Evento: Festival Monologando Ando – 15.º aniversario Organiza: JJ Franco Productions

Saturday, October 11, 2025

La primavera, los cambios y la esperanza

 

La primavera, los cambios y la esperanza 


Pablo García Gámez

Suben las luces del escenario y los espectadores están frente a una mujer que hace ejercicios de meditación.  Ella escucha una grabación de autoayuda y los consejos o decretos de una voz que no a pocos refranes le echa mano, lo que advierte al espectador que algo extraño e importante le pasa al personaje.  Poco después, ese algo se transforma en temas relevantes: una mudanza inevitable, el tiempo, el cuerpo.

El apartamento en que ha vivido el personaje durante quince años debe abandonarlo a final de la primavera a causa de la gentrificación que echa mano a los espacios de Nueva York.  En ese lugar ha vivido momentos hermosos y de dolor.  Los recuerdos se han apoderado del hogar convirtiendo el espacio en la memoria física del personaje, el refugio de su identidad. 

Por otra parte, ella está consciente del paso del tiempo.  En una escena comenta llegar a una edad donde se tienen más recuerdos que ropa, lo que se conecta con el cuerpo: ya no es la mujer hábil de 25 años sino una premenopáusica alerta: su cuerpo, cuerpo femenino que mensualmente sufre malestares debido a la menstruación, entra a una nueva etapa con otras complejidades a las que debe adaptarse.

Primavera ya no hay más, escrita e interpretada por Caridad del Valle, propone un paralelismo entre el hecho de dejar el apartamento y el cuerpo: así como hay que buscar otro hogar, así también el cuerpo cambia: para ambos, la estación termina para comenzar otra.  La duda estriba en si el cambio llega con las cintas de autoayuda, con la terapista cuya función es asentir moviendo la cabeza o si la mujer se decide a enfrentar la realidad por sí misma.

La autora ofrece un texto de ritmo ágil.  Va a los extremos para mostrar desde actitudes absurdas que asumimos en la cotidianidad hasta el dolor de la pérdida, todo ello con reflexiones sobre el efecto del tiempo en el cuerpo.  Incluso, el cuerpo es contrastado con otro cuerpo adulto cuando el personaje describe el placer de mirar al Naked Cowboy.

La pieza plantea un diálogo sobre distintos aspectos que afectan al ser humano: es colectifcción, término acuñado por la académica Priscilla Gac-Artigas, para aquellas obras literarias en el que yo, en este caso el personaje, se convierte en nosotros porque se comparten vivencias comunes; en este caso, a través de las transformaciones del cuerpo femenino.

Además, Caridad del Valle en Primavera ya no hay más muestra sus posibilidades como actriz: natural en la comedia, con fuerza en el drama.  Su talento genera energía, energía que se traduce en dominio del cuerpo, gestos, transiciones: es estar frente a un hecho estético que constantemente llega al espectador para llamar a reflexión.

El montaje se caracteriza por su sentido minimalista.  La escenografía diseñada por Omayra Garriga está enmarcada en telas al fondo que hacen de ventanas.  En escena una maleta, una lámpara de pie, una silla; también de Garriga es la iluminación que apoya el hilo narrativo de la historia.  El diseño de sonido de Zulema Clares es efectivo para incorporar al montaje voces y repiques de teléfono.

Primavera ya no hay más es dirigido por Leyma López.  La directora potencia las posibilidades de Caridad para llegar al límite y dar un carácter único a este trabajo.  Además, explora el espacio para brindar balance entre el cuerpo y la escena.

Con el discurso, el espacio, la interpretación actoral y la producción no hay más primavera: llega otra estación con incertidumbres y esperanzas.   

Thursday, October 9, 2025

Las mariposas resisten

 Las mariposas resisten


Pablo García Gámez 

Del 26 de septiembre al 5 de octubre de 2025, en Teatro IATI, 64 Este de la Calle 4 en Manhattan, se presentó Todas las mariposas negras mueren en el mar, texto original de Heny Roig Monge.  A propósito, Teatro IATI progresivamente ha ido definiendo una línea estética orientada hacia trabajos experimentales de autores en emergentes, principalmente hispanos y latinoamericanos, acompañados de creadores escénicos y actores locales emergentes.  De esta manera, la agrupación amplía el abanico de posibilidades de la cartelera latina en el teatro neoyorkino.

La pieza de Roig Monge muestra el sujeto femenino en la lucha contra su fragmentación.  Fragmentación de hace siglos.  Lucha para abolir el rol de subalterna: en la representación la mujer no tiene “…que escribir porque ya está escrita”.  En su cuerpo se escribieron leyes, normas, deberes, funciones y silencios por lo que hay que aprender a ser mujer.  Parafraseando a uno de los personajes, “Yo soy la que debo cambiar” para mejorar la relación de pareja.

Un acierto del texto es que subraya la pluralidad del sujeto femenino: no todas buscan ser madres. no todas se rehúsan a ello, brindando así múltiples puntos de vista; por otra parte, Roig Monge también expone características comunes que dan el sentido de sororidad: en la encuesta sobre la experiencia de los personajes, todas afirman que, a pesar de tener los mismos méritos que sus pares masculinos, todas han pasado por momentos en que han sido desplazadas en el aspecto laboral por el sexismo endémico.  La forma del texto es tan fragmentada como el sujeto que representa. 

La propuesta escénica tiene un carácter experimental donde alternan danza y teatro.  Gestos, movimientos, palabras, silencios sugieren múltiples lecturas lo que se enriquece a nivel plástico con el uso de otros medios como el video.  Además, en este trabajo se exploran otros idiomas como la lengua de señas que sirve, base para explorar un fragmento del texto creando un momento de impacto visual.  Otro segmento, el de las sillas alineadas, desarrolla un movimiento coreográfico repetitivo junto a un texto que mientras se repite hasta desaparecer la palabra.

El elenco muestra un carácter colectivo con excelentes actrices como Carmen Álvarez, Antígona González, Sandie Luna, Sonia Mera y Georgina Saldaña. Resulta interesante la intensidad que imprimen en sus solos y en la labor en colectivo.

El trabajo cuenta con la iluminación de Omayra Garriga Casiano, el vestuario diseñado por Luisa Portuondo, el diseño de proyecciones de Nicole Fernández y el diseño de sonido de Sophie Yuqing Nie.  La dirección de Antígona González y sarAika movement collective hace de ésta, una experiencia visual y conceptual, que invita al diálogo con la audiencia que observa cómo las mariposas resisten.

Tuesday, October 7, 2025

NY: Cuarto Adentro y su doble valor

 Cuarto Adentro y su doble valor


Pablo García Gámez

En escena, Álex y Fer están en un espacio que constantemente adquiere cambia de significado.  El espacio puede ser un dormitorio, una sala, un consultorio, un ring de lucha libre, una calle… la mente.  Por la reclusión, la cambio la cotidianidad de Álex; es separada de su comunidad lo que afecta su estabilidad emocional.  En tiempos de pandemia y postpandemia son notorios la soledad, la ansiedad, el retraimiento, el cansancio, los pensamientos destructivos y la lucha en contra de ellos.  Es su cuarto adentro.

La vida de Álex cambia: se levanta a las tres de la tarde y llora cuando come, entre otros comportamientos particulares lo que Fer intenta corregir.  El aislamiento de la pandemia opera un cambio radical.  Ante esa situación insólita, Álex lucha para crearse una manera de vivir, o sobrevivir.

La dramaturga Alejandra Ramos Riera saca del cuarto y sube a escena el mundo de Álex con la madeja de pensamientos que se entrecruzan y entre los que está la imagen de Fer, creado para tratar de entender lo que ocurre.  El tema de la salud mental y su desequilibrio es conocido por la autora quien participó en el festival FuerzaFest (2019) con Saben a-mar, texto donde la salud mental se enfrenta a políticas erradas. En Cuarto Adentro, Ramos Riera utiliza el tono de humor para crear camaradería con la audiencia, para que muchos espectadores identifiquen y caigan en cuenta que han pasado por ello y que tal vez se inhiben de contarlo.

Por otra parte, Ramos Riera escribe una pieza necesaria más allá de la pandemia.  A comienzos de 2025 hay cambios en la política estadunidense que afecta a gran parte de la población y, en específico, a la comunidad hispana.  La persecución y la criminalización en contra de los indocumentados, los asilados e incluso residentes, las imágenes en la televisión, los influencers en las redes sociales, las amenazas de invasión hacen que recurramos a la presencia de Álex para tratar de entender la realidad y entendernos a nosotros mismos.  Por ello, el texto de Ramos Riera es necesario en su plasticidad y en su contenido: texto de excelente teatralidad y herramienta útil para reflexionar sobre la salud mental colectiva e individual.

En la dirección Mario Colón propone un trabajo de apariencia simple y expresividad compleja.  En una tarima de unos cuatro metros cuadrados y con dos cubos rojos se desarrolla la obra con la iluminación de Maria Cristina Fusté, caracterizada por la plasticidad que brinda a la escena.  Colón propone a los actores explorar las posibilidades dramatúrgicas del cuerpo para crear las imágenes de Álex propuestas por la dramaturga. 

El elenco está integrado por Nicole Betancourt y Anthony Mejías.  Ambos se permiten el riesgo de explorar ese mundo y llevarlo al límite y de ese modo crear diversos estados de ánimo. Las transiciones, mayormente desarrolladas por Betancourt, seguida por Mejías, hace del montaje un trabajo que genera energía hacia la audiencia que a su vez centra su atención en la escena.

Cuarto Adentro tiene doble valor: es un trabajo de valor estético en sus diversos renglones y que dialoga con la comunidad.