(Foto: Jacky Laxmi) |
(Publicado en el blog El Ciervo Encantado, La Habana 30 de junio, 2015)
Pablo García Gámez
Domingo 21 de junio, Nueva York. Alto Manhattan, Calle 145 y Broadway, enclave dominicano. Cierre del Festival de Teatro del Comisionado de Cultura Dominicano con Triunfadela, de El Ciervo Encantado. Presentación pautada para las 6:30pm, hora inusual para convocar en el teatro hispano de Nueva York. Además llueve un pelín: la presentación comienza pasadas las siete. Al subir hacia el segundo piso donde se encuentra el teatro, en las escaleras se ven letreros alusivos a concentraciones, marchas como “Pa’ lo que sea” o “Fieles a nuestros principios”.
Se inicia la función como una toma abierta. Se proyecta el documental Materia Prima, de Sergio Fernandez Borras, sobre una marcha en La Habana. Pancartas con los cinco héroes cubanos, el monumento Martí; dos mujeres llevando gorras venezolanas. Calles inundadas de gente, de caras lindas como cantaba el gran Maelo. En el video se juntan el discurso oficial y el carnaval batjiano, seriedad e irreverencia, compromiso y juerga.
Termina el video y comienza la toma cerrada. Aparece Porompompón, líder que se dirige a los manifestantes: nosotros. Posteriormente nosotros nos convertimos en líderes y nos dirigimos al pueblo. La palabra toma otros matices; no es que pierda su significado: es que se encuentra con otros significados. Es reunirse en el acto “formal” y hablar sobre todo lo que queramos y podamos y a fuerza de palabra desarrollamos un mundo alterno.
Mariela Brito es una actriz excelente. Al final de la pieza recibe un montón de aplausos más que merecidos. Su Porompompón con sus pausas, movimientos, entonaciones, miradas es uno de esos trabajos meticulosos que celebran el oficio de la actuación.
Otro punto a remarcar. El montaje de Triunfadela es sencillo; no obstante, su conceptualización es profunda por lo que se puede leer desde diversas ópticas. Al terminar la función alguien gritó “¡Viva Fidel!” mientras que un amigo se me acercó para decirme “Igual que tu Maduro”.
Carlos Sánchez al final tomó la palabra e insistió aclaró que era una obra que se presenta en La Habana -no Miami- porque la función del artista es criticar su contexto.
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