Monday, November 7, 2011

Bronx: De piojos e invasiones.

En Fly-Babies/Piojos, Rosalba Rolón presenta el tema de la epidemia y deconstruye las relaciones entre el poder y los ciudadanos. En el texto, los personajes son atacados por una plaga de magnitud bíblica: el piojo.

La autoridad es invisible en Fly-Babies/Piojos. Como en Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, que parte de prácticas registradas en la historia, en la obra se establecen reglas estrictas para combatir la infección: cerrar las fronteras y restringir la circulación de afectados para que no contagien a la ciudadanía.

El texto se conforma de segmentos. Aparece un actor con muchas aspiraciones y poca técnica a quien una compañía le ha dado la posibilidad de ser Luis XIV y protagonizar una obra; el actor no logra su objetivo porque aparentemente la peluca se infecta con los pequeños animales. Como en toda crisis, aparece la especialista en la materia con sus modernos métodos para combatir el mal, en contraste con los remedios tradicionales y plantea nuevas costumbres: años atrás habría sido ridículo pensar que andaríamos con botellitas individuales para desinfectar las manos beneficiando a la industria de la higiene.

Entre los personajes aparece la cantante de ópera cuyo trabajo está en riesgo al tener piojos lo que la limita a hacer giras. Está el científico, desconectado del mundo, que no sabe si su colega vive en Argentina o en Bélgica y la joven que intenta rebelarse a la situación.

Estos personajes coinciden en una escuela para alumnos acomodados del Upper East Side. Los padres temen que se descubra que la plaga de piojos ha hecho estragos en la escuela lo que les traería desprestigio social. Desprestigio por quedar como grupo sin higiene.

El tono humorístico de la obra cubre la aguda crítica sobre aspectos y conductas sociales. El primero se refiere a la deformación de la realidad en beneficio de la vigilancia. En este caso, la autoridad emite el alerta marrón lo que significa una serie de medidas restrictivas para los ciudadanos. Se instaura el control, se prohibe que entren personas de otros lugares con la excusa de frenar la piojera. Es la teatralización de una realidad no tan abstracta: la autoridad ofrece compartir con nosotros la tarea de vigilar: “Si ves algo, di algo”.

La reflexión disfrazada de parodia se cuela en los diálogos: ¿puede un actor dominicano de tez oscura convencer a los franceses en su interpretación de Luis XIV? En todo caso, para un galo sería una interpretación de un otro sobre su historia, un otro que durante siglos fue observado, inversión de la actividad que durante años fue potestad de sociedades eurocéntricas.

El pequeño animal alcanza el sitial del tabú: se nombra con epíteto, es un fly-baby. Es que el piojo afecta al cuerpo, a su carácter espiritual y su carácter carnal. El piojo ataca las cabelleras, el sitio donde surgen ideas, pensamientos y, en los órganos sexuales, está la ladilla que se instala en las áreas atacando la intimidad del cuerpo. ¿Cómo ser sexy a plenitud teniendo ladillas?

La calidad interpretativa del elenco es homogénea. Entre otras cosas por su formación y porque han trabajado juntos en otras producciones perfilando el carácter de grupo: Jesús Martínez, Shadia Fairuz, Elise Hernández, Rosal Colón y Omar Pérez con sus trabajos dan unidad a la propuesta y crean excelentes momentos. La música en vivo, característica de Pregones, es el sexto actor que se pasea por distintos ritmos tropicales, y por algún tango ocasional lo que ayuda a sobrellevar la invasión en la pieza.

Los espectadores de tanto escuchar hablar de piojos tienden a rascarse la cabeza inconscientemente, lo que muestra que el público, grupo limitado de ciudadanos, es sensible a ser sugestionado con piojos o con invasiones.

Fly-Babies/Piojos se presenta hasta el 20 de noviembre. Teatro Pregones, 575 Walton Avenue, Bronx. www.pregones.org / (718) 585-1202.

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